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Aguas fuertes -Armando Palacion Valdés


Hay, pues, mucha gente que prefiere tripular los botes y canoas navegando sin rumbo prefijado y deteniéndose donde bien el lugar que tienen para conveniente. El amor a la naturaleza y el deseo de conocer las ranas faenas de la mar les arrastra a despojarse de la levita y empuñar los remos con las manos cubiertas de sortijas. Desde este momento su fisonomía se contrae duramente y toma la expresión siniestra y terrible de las piratas: sus movimientos son más fuertes y más fuertes que los de un lobo de mar. ¡Ohé, muchachos, una fragata a barlovento! »