La Montalvez - Jose Maria de Pereda
El mundo, del cual era el marqués uno de los más brillantes sustentáculos, lo vela muy de otro modo; pero el recién casado no paraba mientes en ello, o fingÃa no pararlas. Lo cierto es que la hija del rico ex contratista hacÃa a maravilla el papel de marquesa; que el marqués alimentó no poco la extenuada corriente de sus caudales con el copioso manantial del bolsón de su suegro; que éste parecÃa muy complacido viendo cómo lucÃan sus prodigalidades en la flamante jerarquÃa de su hija; que la encopetada sociedad de la corte, a pesar de sus escrúpulos y reparos de estirpe, propalados de oreja en oreja a escondidas de los despellejados, abrÃa de par en par a éstos las puertas de sus salones, y que no eran las galas, ni el esplendor, ni el natural donaire de la advenediza, lo que menos se aplaudÃa en ellos.