Historia Vulgar - Rafael Delgado
¡Quince dÃas de lluvia! ¡En todo ese tiempo no asomó el sol por aquella comarca, y el rubicundo, aunque tanto se le echaba de menos en aquella ciudad de las almas tristes y del eterno fastidio, no daba señales de vida! ¡Vaya con el muy cobarde que no arremetÃa contra el nublado! ¡Vaya con el zalamero tornadizo que de abril a junio se habÃa portado como pocas veces, asiduo, constante, obsequioso y puntual en aquel cielo de ordinario brumoso! Allá por San Juan y San Pedro—¡valiente par de llorones!— el mejor dÃa, de tres a cuatro, oyeron se truenos lejanos y nublado repentino y denso anuncia próxima lluvia.