Angelina II - Rafael delgado
Volvà entonces a mis paseos favoritos, todas las mañanas y todas las tardes, antes y después de ir al despacho del jurisconsulto. Recorrà otra vez las orillas del Pedregoso, y subà cien veces a la colina del Escobillar. En todos los álamos del rÃo grabé las iniciales de Linilla, o una sola letra, una «L», para que me recordaran a cada paso el nombre de mi amada. Pero mi sitio predilecto era la peña más alta de la colina. Desde allà descubrÃa yo las cumbres más elevadas de la Sierra. Detrás de una de ellas estaba el pueblo de San Sebastián donde moraba la pobre niña...